PAULA ARCILA ¿UN CAMBIO DE MENTE O UN CAMBIO DEMENTE?
27 de octubre de 2019
«Creo que soy voz. Porque la voz la pongo en el escenario en los monólogos, en mis libros, a las mujeres que me siguen y me cuentan sus historias.»
Paula Arcila es una de esas personas que cuando entran a un recinto emanan una muy buena energía. Esta mujer polifacética habla no solo con su voz. Sus ojos y sus manos acompañan sus palabras y enfatizan sus ideas. Nacida en Medellín-Colombia, su infancia estuvo marcada por una familia de reconocidos locutores que sin querer, le transmitieron el amor por las ondas. Emigró muy joven a los Estados Unidos en busca del trillado sueño americano. Y lo consiguió. Como muchos latinoamericanos, se instaló en Miami, estuvo indocumentada por un tiempo pero eso no fue un obstáculo para conseguir las metas que se había trazado. Con mucha perseverancia, tezón y decisión logró posicionarse como una de las locutoras más queridas y respetadas de la comunidad latina. Participó en diferentes programas radiales y también fue durante un tiempo panelista del talk show ¿Quién tiene la razón? conducido por la doctora Nancy Álvarez.
Con una compleja historia de vida, que logró superar gracias a las interminables terapias con psicólogos y a la auto ironía, cerró ese ciclo con la escritura de su primer libro Una reina sin medidas, best seller que la catapultó aún más a una fama ya conquistada y que para ella fue un ejercicio de catarsis, para sanar el dolor y calmar sus demonios internos. Luego, vendría la aventura del teatro con un stand-up comedy y algunas obras hasta que finalmente decide lanzarse al ruedo con su primer monólogo, Miss cuarenta, con el que estuvo cuatro años de gira por diferentes ciudades y países de América. Hoy, Paula se encuentra en una nueva etapa de su vida. Instalada en Madrid desde hace un año y medio, la actriz emprende una nueva aventura con un segundo monólogo de su autoría: Un cambio demente, donde cuenta sus expriencias en esta ciudad que la acogió y se convirtió en su nuevo hogar.
Dialogamos con ella para que nos contara de qué va esta obra y cómo ha sido hasta ahora su nueva vida en Madrid.
¿Si pudieras definirte en una palabra, con cuál la harías?
Pedirme pocas palabras es demasiado. Creo que soy voz. Porque la voz la pongo en el escenario en los monólogos, en mis libros, a las mujeres que me siguen y me cuentan sus historias. Es la primera vez que me ponen a pensar tan rápidamente en una sola palabra; si, soy voz.
Llegaste a Madrid hace un año y medio, dejando atrás toda una vida de veinte años en Estados Unidos donde eras una persona exitosa que se movía entre la radio, el teatro, la televisión y la escritura. ¿Cómo ha sido esta experiencia, tan radical, de volver a empezar en otro país, en otro continente?
Yo partí de una base que me dio uno de mis psicólogos cuando todavía estaba en Miami y le hice la misma pregunta: ¿Lo estoy dejando todo? Y me dijo: “Cuando llegaste a Estados Unidos no tenías nada, ahora tienes veinte años de un recorrido y de una vida y tú te tienes a ti misma. A donde te vas, te estás llevando.” Y eso es lo que he estado poniendo en práctica. Es que lo tenías todo… ¿Y qué es tenerlo todo? Es que eras exitosa… ¿Y qué es ser exitosa? A mi me parece un éxito rotundo que me queden ricas las lentejas, por ejemplo (risas). O me parece un éxito rotundo conocer gente nueva, dar una entrevista para un medio que no me conoce y que yo no conozco. La felicidad es lo que realmente te hace sentir exitoso y yo estoy tan feliz en este momento de mi vida que me siento la más exitosa del mundo.
En algún medio leí que tenías previsto quedarte unos cinco años en España. ¿Esos planes han cambiado o los sigues manteniendo aún hoy, un año después de haber concedido esa entrevista?
Si pudiera, me quedaba aquí para siempre, pero bueno, eso lo digo ahora, por supuesto. Es como cuando uno tiene una relación de pareja y dice: este es el hombre de mi vida; el hombre de mi vida de ahora (risas). Cinco o diez años en Madrid o si debo cambiar, no importa. Yo me siento como una aventurera desde que fui capaz de dejar Miami. Creo que ahora soy capaz de dejar cualquier cosa, menos el vino, eso es imposible.
«Yo me siento como una aventurera desde que fui capaz de dejar Miami. Creo que ahora soy capaz de dejar cualquier cosa, menos el vino, eso es imposible.»
El 29 de noviembre reestrenas en Madrid tu monólogo Un cambio demente, con un toque muy feminista. ¿Cuéntanos en qué consiste?
Feminista como todos mis monólogos. Miss cuarenta, mi primer monólogo, también tenía una fuerte dosis feminista. Creo que está muy de moda la palabra empoderar y siempre la conectan con la mujer, como si las mujeres fuéramos las únicas en empoderarnos. Yo hablo de mi empoderamiento desde mi punto de vista de mujer, pero hay muchas maneras de empoderarse. Un cambio demente, curiosamente, nació sin pensarlo. Yo vine a vivir a Madrid para conocer, estudiar, a hacer talleres. Pero es que es imposible caminar por las calles de esta ciudad y no empezar a ver cosas que me llaman la atención. Empecé a escribir sobre esas cosas. Algo que me llamó mucho la atención fueron los besos de las parejas en la calle a “morro pelao.” Lo hacen con tanta naturalidad y sin ningún motivo aparente. Algo a lo que no me he acostumbrado es a saludar con dos besos. En cuanto al tema de la comida me parece que los españoles todo lo ligan con la comida, hasta para las frases o dichos más populares. Si quieren mandar a alguien al carajo lo mandan a freír espárragos o a que le den morcilla; si a alguien no le gusta algo entonces dicen que se lo coma con patatas; si quieren andar con cuidado entonces deben andar como pisando huevos. A un ladrón le dicen chorizo, a alguien bueno o noble le dicen que es la pera, a alguien con mal carácter mala leche. Este es el único lugar en el mundo donde tienen un menú tan suculento.
En Un cambio demente cuento por qué me vine de Miami, por qué me quiero casar por cuarta vez (según el espectáculo), si realmente vale la pena casarse y por qué nos casamos. Me pregunto si este cambio demencial tiene que ver con la búsqueda de la felicidad a través del matrimonio, de tener hijos… El monólogo empieza el día de mi boda. Entro al escenario con mi vestido blanco dispuesta a casarme. Todo esto surgió cuando yo me fui de Miami. El programa de radio en el cual trabajé durante quince años tiene un productor muy machista. Cuando renuncié, él me pidió una foto de mi boda. Debo aclarar que yo me casé con mi actual pareja, un español de Valencia, para poder venir a vivir a España legalmente. Lo que le dijeron a mi público de oyentes de quince años era que yo dejaba el programa porque me había casado, como quien dice: el español se la llevó. Inicialmente, me ofendió mucho, porque al final eso era lo que le quedaba a mis oyentes. Yo, la mujer independiente que he intentado ser al aire, que hablaba de empoderamiento, renunciaba a todo porque me había casado. Ya en Madrid, le di muchas vueltas al tema y decidí hacer un espectáculo donde hablara del matrimonio, del vestido blanco y mi llegada a España. Así nació este espectáculo, donde al final decido si me caso o no me caso. Esta obra reivindica un poco a la mujer que no desea casarse, que no quiere tener hijos o no los puede tener. Es un tema que sigue muy vigente, lamentablemente.
En tu primer monólogo, Miss cuarenta, tocas también la problemática que enfrentan bastantes mujeres frente a una sociedad que las juzga y muchas veces las condena por no casarse o tener hijos. ¿Cómo se originó esa primera obra?
Miss cuarenta surgió cuando cumpí cuarenta años, hace cuatro años ya. Yo no quería festejarlos de manera tradicional. En esa época estaba trabajando un stand-up y mi profesor de inglés me sugirió hacer una fiesta de celebración en un teatro, presentando un monólogo de mi autoría donde narrara las experiencias vividas en esos primeros cuarenta años. Lo que empezó como una fiesta de cumpleaños, invitando a mis amigos y oyentes a través de la radio, se convirtió en un espectáculo que me llevó a hacer gira por diferentes ciudades y países durante cuatro años. Fue una obra que tuvo mucho éxito y acogida por parte del público y de la crítica. Es un bebé que amo y que me gustaría retomar nuevamente.
«Yo no tengo ninguna fórmula porque no me considero escritora. Esto es más de dejarme llevar, por ejemplo por las cosas que hacen reír a la gente.»
¿Cómo es el proceso creativo para darle forma a tus monólogos?
Yo no tengo ninguna fórmula porque no me considero escritora. Esto es más de dejarme llevar, por ejemplo por las cosas que hacen reír a la gente. Cuando estoy con mis amigos, con la gente que conozco en alguna reunión o con mis seguidores y se ríen de alguna de mis ocurrencias, entonces por ahí me voy para empezar a armar mis obras. Cuando me viene una idea la grabo en el teléfono y luego la transcribo. Yo trabajo con un director que me guía para darle forma al guión y al espectáculo en escena. Si trabajo sola no obtengo el mismo resultado. Hace falta rodearse de profesionales, de personas que tengan una mirada más objetiva y que sean el polo a tierra.
¿Qué diferencias has notado entre el sentido del humor español y el sentido del humor de los latinos de Miami?
Ninguno. Para mi todo es lo mismo. Lo que cambia es quizá el lenguaje, las palabras. Pero todos nos reímos con las cosas que nos identifican. Los temas son universales y siempre son los mismos: política, corrupción, temas de pareja, religión, etc. Yo me adapto a las palabras, al lenguaje. Pero te repito que lo que nos hace reír siempre será lo mismo.
Desde hace algún tiempo está muy de moda adaptar obras al cine o a la televisión. ¿Has pensado en esa posibilidad para alguna de tus creaciones?
Yo encantada si pudiera adaptar mi libro y verlo convertirlo en una serie de televisión o en una película. Una reina sin medidas fue escrito con mucho dolor. Fue una catarsis para mi. Ahora estoy en pleno proceso de revisión porque estamos preparando la tercera edición, esta vez con audiolibro. Al releerlo, me di cuenta que aún me causaba dolor y que esas heridas que pensé que se habían cerrado aún siguen abiertas, ese dolor que creí superado sigue presente. El libro, que escribí dentro de ese proceso de sanación, tiene su toque de humor: me burlo de mi, de mi condición. Es un libro, como te dije, escrito desde el dolor pero con humor, no vale la pena revictimizarse, ¿para qué? Es como cocinar el salmón en aceite, terrible. Una reina sin medidas es un libro con un final feliz. Yo empecé a hacer humor para salvarme de las burlas que me hacían cuando era niña. El humor ha sido una constante en mi vida. Cuando llegué a Miami y me di cuenta que la competencia con el resto de locutoras, muchas muy buenas, iba a ser grande, para diferenciarme de ellas incluí el humor en mis programas. El libro es una historia inspiracional. De allí saqué material para escribir Miss cuarenta. Cuento mi historia, la historia de una niña con la que lamentablemente muchas se identifican: una niña abusada sexualmente muchas veces, que era considerada el patito feo, con un padre ausente y una madre medio ausente a nivel emocional; una niña educada con valores machistas que arrastró todas esas vivencias de la infancia y ya adulta vivió una relación abusiva tanto física como psicológicamente. El libro habla de la cultura del reinado en Colombia, donde todas queríamos ser reinas y yo nunca llegué a serlo, porque no cumplía con las condiciones para ello. Yo me hice reina a mi manera, con el espectáculo de Miss cuarenta, cuando al final me corono como reina de mi vida.
«Los invito a mi espectáculo donde se van a divertir y si no al menos se van a entretener. Un cambio de mente es una reflexión sobre los cambios donde hay mucho humor y creo que muchos se van a sentir identificados con las historias de este monólogo.»
¿Con cuál de todas las facetas que tienes (actriz, escritora de libros, locutora) te sientes más cómoda?
Es muy difícil decidir. En este momento me siento muy bien con el teatro. Hace algunos años, cuando estaba de lleno en la radio, decía que para mi la radio era como mi esposo. Pero entonces me divorcié de esa radio, no de la radio, porque ya no me llenaba, no me satisfacía lo que estaba haciendo. Con el escenario tengo una gran ventaja: es mío, lo que yo digo ahí es mi decisión y está bajo mi responsabilidad. En el escenario me siento libre y feliz. Tengo el poder de decir lo que quiero decir.
En tus redes sociales tienes casi un millón cuatrocientos mil seguidores. ¿Cómo es la relación con ellos en medio de este fenómeno de la era digital?
La gran mayoría de mis seguidores son mujeres. Es una relación muy buena. Sin darme cuenta, creamos una comunidad increíble. De un video, algún podcast que se empezaron a compartir fue surgiendo esta gran comunidad y empecé a tener la satisfacción de no sentirme sola, de saber que alguien me estaba escuchando. Yo lo veo como una relación con amigas, con las que nos reunimos de vez en cuando y compartimos historias de vida. Muchas veces termino drenada y afectada porque hay casos muy dramáticos. Entendí con esta experiencia que no puedo estar sola y no puedo solucionarle los problemas a todo el mundo porque no tengo la formación ni las herramientas suficientes para hacerlo. Yo los escucho y los aconsejo desde mi experiencia. En este momento estoy creando una red con profesionales de diferentes áreas, especialistas en violencia intrafamiliar que se encuentran en varios países, sobre todo en América Latina, para que podamos darle una orientación y una ayuda más adecuada a las mujeres y a los pocos hombres que la solicitan. La casi totalidad de los casos que me llegan son de violencia de género. Con mis oyentes tengo una relación muy profunda y sobre todo muy intensa y a veces me siento impotente de no poder hacer más.
Para terminar Paula, invita a nuestros lectores para que vayan a verte en el Pequeño Teatro de Gran Vía en Un cambio demente.
Los invito a mi espectáculo donde se van a divertir y si no al menos se van a entretener. Un cambio de mente es una reflexión sobre los cambios donde hay mucho humor y creo que muchos se van a sentir identificados con las historias de este monólogo. Así que los espero en el Pequeño Teatro de Gran Vía, los martes 29 de octubre, 12 y 26 de noviembre y el 10 de diciembre a las 8:30p.m.
Paula Arcila en el programa Late Motiv del 24 de octubre de 2019
Todas las fotos son cortesía de Paula Arcila
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