ALFREDO SALAZAR: POESÍA CAPTURADA EN UN INSTANTE
«Para ver el mundo en un grano de arena y el cielo en una flor silvestre, abarca el infinito en la palma de tu mano y la eternidad en una hora.» William Blake
Alfredo Salazar nace en México en agosto de 1970. Fotógrafo de gran talento, se dedica igualmente a la promoción artística, en particular con artistas de la imagen. Ha participado en numerosas exposiciones colectivas e individuales. Recientemente intregró la exposición Narcochic Narcochoc en el Musée d’Art Modeste de Sète, Francia y Beautiful Voices en el Espacio Pierre Cardin en París, Francia. Hablamos con él sobre su vida y obra.
«Nací con una cámara en las manos….sin embargo al principio sólo quería hacer moda. Mi abuela era costurera y me fascinaba el mundo de las telas; su mesa de trabajo y su técnica para cortar una prenda: sus tijeras.»
Qué fue lo que te llevó a dedicarte a la fotografía cómo profesión?
Nací con una cámara en las manos….sin embargo al principio sólo quería hacer moda. Mi abuela era costurera y me fascinaba el mundo de las telas; su mesa de trabajo y su técnica para cortar una prenda: sus tijeras. De repente, cuando tenia 11 años, mi madre murió y dejé de ver a la abuela por muchos años, muchos, casi hasta su muerte y me refugié en la fotografía a partir de los 13 años para esconder mi tristeza. Atrás de mi lente nadie podía ver mis «ojos tristes». Crecí y un día cuando estaba en la universidad, mi padre me recortó el presupuesto y me dio un «pánico escénico»…tenía sólo 17 años y estaba en la mejor Escuela de Comunicaciones para estudiar fotografía, cine, periodismo. Un día, caminando, me encontré a un amigo que trabajaba en un periódico de la ciudad y me dijo «ven, quizá te den trabajo», y fui. Me dieron trabajo rápidamente -me ayudó mucho que hablaba varios idiomas, qué tenía una cultura bastante amplia- y me convertí en editor de una sección de moda y arte; ya en ese momento publicaba muchas fotos hechas en París. Luego, casi inmediatamente, abrí mi estudio y creé varias revistas de moda. Estaba todos los días haciendo fotos, era amigo de todos aquellos que pertenecían a la escena artística del momento y me dije «de aquí soy».
«En algún momento a mi ciudad se le llegó a llamar el Milán de México, el problema es que nada resiste, ya que la industria en si no existe.»
París me facilita estar en contacto con el universo de la moda y del design, aquí es donde ocurren muchas cosas. Pero también ese universo es como un campo de batalla: hay que luchar mucho y resistir al cambio, los rechazos y los egos de tanta gente que trabaja en este medio. Hay que aferrarse a defender también un estilo fotográfico: yo trabajo de cierta manera que cuando ves una foto puedes percibir que viene de mis ojos. No veo las cosas de la misma manera que los otros. México es maravilloso y tenemos unos talentos increíbles, sobre todo en el norte (Monterrey). En algún momento a mi ciudad se le llegó a llamar el Milán de México, el problema es que nada resiste, ya que la industria en si no existe. Por eso decidí instalarme en París para poder compartir mi experiencia con mis compatriotas.
Eres de Monterrey, ciudad fronteriza con los Estados Unidos, una ciudad rica, turística y muy dinámica a nivel cultural pero sacudida últimamente por la violencia. Tú, como artista, cómo ves esta situación tan paradójica desde afuera, desde otro continente?
Todo es violento cuando no compartes el mismo punto de vista. Mi ciudad está llena de contrastes, hay ricos muy muy ricos, clase media muy rica y pobres muy pobres, una cantidad de injusticias. Lamentablemente las posibilidades no son las mismas para unos y otros. Yo, gracias a Dios, he tenido grandes oportunidades y siempre creo y afirmo que todo el mundo puede hacer de su vida lo mejor, es cuestión de -«choix»- ah, ya no sé como se dice en español. (elección). Monterrey sin embargo ofrece grandes oportunidades para todos: hay mucho trabajo, es una ciudad próspera y eso si la gente es muy franca y directa.
«Mi gran amigo Reinhard Plank, creador de sombreros, me dice que tengo una cabeza perfecta para llevar un sombrero.»
En tus fotografías predomina un accesorio muy a la moda: el sombrero. Por qué te gusta tanto este accesorio?
Mi gran amigo Reinhard Plank, creador de sombreros, me dice que tengo una cabeza perfecta para llevar un sombrero. Desde el primer momento que puso uno en mi cabeza ya no me los he quitado; además, para mi simboliza la necesidad de tener presente en todo momento que Dios está por encima de los hombres y las cosas. Ahora tengo como 250. Sólo me interesan los que están diseñados para mi: hay toda una búsqueda en el color, en los materiales, en la forma. Lo mismo pasa con los zapatos. Me interesa siempre la creación auténtica y no repetitiva, el trabajo del artista qué pasa horas a estudiar el color, las formas, las texturas. Por eso soy muy sensible a las copias y a la reproducción en masa del diseño, como Ikea por ejemplo, ahí nunca voy. Ser original significa poseer algo propio y único que nadie posee.
Además de tu carrera de fotógrafo eres promotor artístico. En qué consiste esta faceta de promotor?
Siempre he estado interesado en el arte y la moda. Y todo lo relacionado con ello. Entonces he creado festivales como el Design Week Monterrey, he hecho muchos proyectos en colaboración con los museos MARCO de Monterrey, MOMA de NY, etc. También una vez tuve una galería en medio del desierto, en Villa de García, Nuevo León, junto con la Mesa y Mario García Torres, quien se ha convertido en una gran estrella del arte contemporáneo internacional. Mi nombre está ligado al arte y a la fotografía. La idea de promover es para acercar y establecer vínculos con gentes de diferentes talentos.
«La moda es un evento de resistencia que agota a sus creadores a lo largo de las estaciones.»
Desde tu óptica de fotógrafo, cómo has visto la evolución de la moda en estos últimos años y qué diseñadores te inspiran?
Me inspiran los más talentosos como mi amigo Isaac Reina -español y que ha trabajado para Hermés, Martin Margiela y muchos otros- y los que no se han vuelto ningún objeto comercial. Con Isaac yo he hecho muchas campañas internacionales y he aprendido a tener respeto cuando en el trabajo de un creador hay realmente una búsqueda y no solo copias. Marc Jacobs por ejemplo, no me gusta nada. Los diseñadores de moda mueren rápidamente, más rápido que los atletas o artistas del mundo de la música, el cine o la literatura. La moda es un evento de resistencia que agota a sus creadores a lo largo de las estaciones. Un deporte de lucha particularmente dura, con muchos muertos y heridos. John Galliano en Dior, Christophe Decarnin en Balmain, muchos otros reducidos drásticamente a nada después de experimentar el éxito internacional.
«Los diseñadores de moda mueren rápidamente, más rápido que los atletas o artistas del mundo de la música, el cine o la literatura.»
En el 2007 participaste en una exposición fotográfica en Bogotá. Cómo fue esta experiencia? Tienes proyectos para regresar a exponer en Colombia?
La exposicion fue una invidual donde había también otras de Alexander Apóstol, Andrés Serrano, Anthony Goicolea, Katrin Freisager, Joel Peter Witkin, Gottfried Helnwein, Dino Bruzzone, Candida Hoffer, Mauricio Alejo, Luis Molina-Patin y Laureana Toledano. Tan sólo estar asociado a grandes nombres de la fotografía, me llenó de alegría. Siempre me quedé con ganas de poder ir a Colombia… En el 2015, Alfredo participó en una exposición fotográfica junto a otros dos artistas: Felipe Ferré y Daniel Ronderos, en el Museo Francisco José de Caldas de Bogotá, donde expuso una serie dedicada al pintor Claude Monet. Esta muestra fue organizada por la Fundación Timandra Stage.
Todas las fotos cortesía de Alfredo Salazar
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